El artículo narra el origen de una de las estrategias de proyecto que aportó la modernidad: el diagrama de funciones. Para ello se analiza el momento en que los pioneros viraron desde sus primeros experimentos formales abstractos hacia posiciones mucho más funcionalistas y objetivas basadas en el programa y en la construcción, no ya en la forma. En concreto, el discurso profundiza en el desarrollo del tipo arquitectónico del rascacielos por ser un claro ejemplo de aquellas experiencias. De hecho, el tipo del rascacielos y la estrategia del diagrama comparten una trayectoria histórica y cultural similar: ambos fueron inventados en Estados Unidos, reformulados por las vanguardias soviéticas y europeas en los años veinte, y exportados de nuevo a América en los treinta. De estas vicisitudes se hace eco el artículo, que termina explicando la torre PSFS como colofón: diseñado por un arquitecto americano y un arquitecto europeo, este es el primer rascacielos de la segunda generación edificado en Norteamérica y supone uno de los primeros ejemplos donde se utilizó el diagrama como estrategia.
Edificado en condiciones de Ville Radieuse —según expresión de Le Corbusier—, Porte Molitor ha sido siempre considerado el hábitat corbuseriano por excelencia. Ello ha oscurecido otro lugar donde vivió diecisiete largos y fecundos años: la casa apartamento junto a Saint Germain, donde residió entre 1917 y 1934. Es el hábitat desconocido: la maison cachée de Le Corbusier. Esta monografía pretende analizar esta casa escondida en su doble aspecto del hábitat y del habitar. Descubrir el lugar y el espacio donde Le Corbusier vivía y su modo de habitarlo, haciendo de la maison cachée un antecedente del hábitat radieuse.
Las Universidades Laborales nacen con el objetivo de formar a las nuevas generaciones de trabajadores para el desarrollo industrial que se iniciaba en España en los años cincuenta. Llegarían a ser veintiún centros repartidos por todo el país, promovidos por el Estado y diseñados por arquitectos elegidos entre las figuras de máximo prestigio nacional del momento, abarcando su construcción desde 1945 hasta 1976. En el conjunto de proyectos, el vacío destaca por su valor estructurante, bien a modo de plaza o patio de bordes definidos, de explanada o patio abierto o semiabierto, o de intersticios que relacionan unos edificios con otros.
Gracias al hallazgo de nuevo material documental, se demuestra la autoría de Jorge Oteiza del relieve en el forjado superior de la planta baja de su vivienda en Irún, hasta ahora desconocido. A partir de esta intervención, se profundiza en la relación del escultor con el mundo arquitectónico en tres aspectos: la aplicación en la arquitectura de conceptos espaciales que descubre previamente en la escultura; la propuesta concreta de un modo de integración del arte y la arquitectura; su consideración como el primer trabajo en el que Oteiza plantea una relación directa con el espacio urbano y su habitante.
Reiteradamente se ha referenciado la influencia que la arquitectura oriental ha tenido sobre la obra de Fisac. En este artículo se profundiza sobre ello, buscando huellas de la estética taoísta en la materialización del patio de su casa en Cerro del Aire, que se va transformando a lo largo del tiempo. A través del análisis perceptivo de los elementos que lo conforman —vegetación, un conjunto de rocas y un estanque — se descubre cómo Fisac los emplea para evidenciar los principios taoístas: empatía, ritmo vital, reticencia y vacío.
El artículo se centra en la escena suiza contemporánea, y presenta diversos ejemplos de cómo es expresada visualmente la esencia atmosférica en el proyecto arquitectónico. El texto se estructura relacionando la atmósfera con varios aspectos: el lugar, la escala humana, la luz y el aire. Entre los arquitectos tratados se incluyen Herzog and de Meuron, Peter Zumthor, Christian Kerez, Gigon and Guyer, Miroslav Šik y Philippe Rahm. Se distinguen dos modos de expresión: los de carácter abstracto y diagramático y los que buscan la previsualización realística. En ambos casos, lo importante es la capacidad de evocar la vivencia de la arquitectura proyectada.
Entre 1954 y 1962, la empresa Astilleros y Talleres del Noroeste (Astano), situada en la ría de Ferrol, pasa de ser un pequeño astillero de ribera a convertirse en una referencia en el mercado mundial. Durante ese período, se fue levantando un conjunto de instalaciones para albergar las distintas fases del proceso de construcción naval, atendiendo a una clara organización funcional, buscando un espacio de trabajo luminoso y optimizado, y empleando las soluciones constructivas más avanzadas del momento. El resultado se puede entender hoy como un ejemplo de la recuperación de la modernidad en la arquitectura gallega del siglo XX.
Este artículo pretende sacar a la luz los nombres del primer grupo de arquitectos nombrados por la Guardia Civil que, desde la República y durante el Franquismo, procedieron a la consolidación tipológica de la casa-cuartel. Esta iniciativa estatal se basó en unos modelos tipo que, con el paso de los años, fueron personalizados por cada arquitecto, generando un interesante abanico de soluciones. La trascendencia de este colectivo así como de su producción ha sido nula, a pesar de constituir uno de los impulsos constructivos más significativos en la historia del Cuerpo.
Se trata de una entrevista realizada a Miguel Fisac en 1998 y que cobra pertinencia en el centenario de su nacimiento. La efemérides coincide con la de su compañero Alejandro de la Sota, sobre el que el arquitecto manchego narra algunos datos desconocidos de su relación personal y profesional. Fisac también aborda otros temas como sus inicios profesionales, su evolución, su previsión para la arquitectura del tercer milenio o su personal renuncia a la docencia.
Las superficies sinuosas de la iglesia de San Paolo ofrecen una doble cara. Hacia el interior, responden a la articulación de la acción litúrgica; hacia el exterior, se insertan en la trama verde del paisaje periurbano, en el límite entre la ciudad y el contexto rural. Espacio litúrgico y ambiente externo establecen, por tanto, una fuerte relación dinámica: una correspondencia física (de reciprocidad volumétrica entre las paredes cóncavas y convexas), pero sobre todo, una correspondencia visual y lumínica, gracias a las vidrieras polícromas que permiten una dialéctica siempre diversa entre los volúmenes marmóreos de los polos litúrgicos, las superficies blancas que los acogen y la luz coloreada que los ilumina.