La expresión espacio sagrado, que sugiere un entorno espiritualmente evocador impregnado de presencia divina o trascendente, se aplica actualmente a casi todos los lugares religiosos, incluyendo casi todas las iglesias y capillas cristianas. Sin embargo, los sucesivos líderes protestantes de la Reforma se opusieron vigorosamente a tal comprensión de la relación de Dios con el espacio de culto creado por humanos. Para ellos, Dios no era inmanente en espacios o edificios específicos. ¿Cómo es que los protestantes llegaron a abrazar la idea del espacio sagrado y a aplicarlo a sus propias iglesias? Este ensayo explora el concepto de espacio sagrado y su relación con la arquitectura protestante, centrándose en la segunda mitad del siglo XX, un período en el que se produjo una transformación significativa a esta relación. El ensayo afirma que las transformaciones culturales, teológicas y académicas que ocurrieron en los Estados Unidos en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, dieron como resultado el desarrollo de una visión universalizada de lo sagrado que sirvió de soporte a nuevos espacios religiosos, particularmente capillas destinadas a acomodar a varias tradiciones de fe, que a su vez ayudaron a avanzar en esa visión. Tanto las ideas como los edificios reflejaban un creciente interés por la espiritualidad personal y nuevas comprensiones de la relativa inmanencia y trascendencia de Dios.
La identidad se expresa en una autoimagen, que tiene marcas visibles e inmateriales. La arquitectura de la iglesia es la forma de apariencia esencial de esto, porque representa no al individuo sino a la comunidad. Da un recuento de la conciencia de identidad propia de la iglesia a través de la comunidad. De esta forma, la arquitectura obtiene una gran tarea: visualizar físicamente esta identidad inmaterial. Esta imagen se forma con respecto al conocimiento técnico y estético. ¿Existe la forma protestante básicamente reconocible? ¿Hay planos o elementos de formas espaciales, que son las características obligatorias de estas iglesias? Reflejado bien en las cuestiones teológicas, buscamos detectar qué puede determinar la identidad de las iglesias protestantes en un sentido estético mediante una investigación que destaca las más importantes decesiones sobre el trasfondo teológico y las iglesias construidas en el término de un siglo.
Este texto pretende analizar la presencia de la arquitectura protestante en las seis ediciones del Premio Internazionale di Architettura Sacra Frate Sole (1996-2016). Una presencia que se ha ido incrementando con el paso de los años, aunque lograra su máximo reconocimiento ya en la primera edición, cuando el premio recayó en el conjunto de tres capillas construidas por el arquitecto japonés Tadao Ando. Conviene recordar el carácter específico del Premio Internacional Frate Sole (en cada convocatoria sólo se pueden presentar las iglesias terminadas diez años atrás), así como su vocación inclusiva, contemporánea y universal de promoción de la arquitectura sacra. Se analizarán las propuestas significativas —más allá de las premiadas— recibidas de las distintas denominaciones protestantes, para incidir en su especificidad. Los resultados obtenidos ayudan a valorar la alta calidad media de las propuestas en el discurso arquitectónico mundial.
El desarrollo de la arquitectura religiosa moderna tuvo, desde el principio, un intenso carácter ecuménico en varios países de Europa. La construcción de espacios de culto pareció un buen comienzo para caminar hacia la unidad de los cristianos, ya que la petición de principio que llevó a la fundamentación arqueológica de estos edificios fue común entre los arquitectos católicos y los luteranos.
En 1963 apareció el libro «Iglesias nuevas en España», del dominico Arsenio Fernández Arenas. Uno de sus capítulos se titulaba así: «¿Son protestantes nuestras iglesias modernas?». Fernández Arenas fue un teólogo que pretendía superar las lecturas más frecuentadas sobre el espacio de culto católico, por lo que el análisis de ese texto y de las arquitecturas a las que implícitamente alude, ofrece una oportunidad perfecta para reflexionar sobre el importante tema de la búsqueda de la convergencia entre confesiones cristianas a través de la forma construida.
Tomando como punto de partida los argumentos allí expuestos, esta ponencia pretende explorar la sorprendente influencia de la capilla del Politécnico de Otaniemi, de Kaija y Heikki Siren, en las iglesias católicas españolas durante la segunda mitad del siglo pasado. El discurso acerca del despojamiento deviene crucial.
Robert Venturi ha señalado repetidamente en varias entrevistas y conversaciones que su educación fue como la de un cuáquero. Los cuáqueros (o la Sociedad de los Amigos) tienen profundos lazos históricos con el estado de Pennsylvania y la ciudad de Filadelfia y han tenido una presencia significativa en la vida de Venturi. Propongo examinar las intersecciones discretas y en gran parte pasadas por alto entre la estética y las creencias cuáqueras y el proyecto de tesis de Venturi de 1950, una capilla para la Academia Episcopal en Merion, Pensilvania. «En el mundo, pero no de él», los cuáqueros han situado la paradoja en el núcleo de su cultura material: mientras que al mundo físico se le despojaba de contenido metafísico, la artesanía era muy valorada; mientras que los centros de reuniones nunca fueron espacios sagrados, siempre han actuado como depositarios de genealogías históricas y culturales. A través de la lente de la doctrina y la estética cuáquera, examinaré el papel de la paradoja en el diseño de Venturi para la capilla de la Episcopal Academy.
El desarrollo de las tecnologías del siglo XX permitió explorar, hasta sus últimas consecuencias, el simbolismo arquitectónico del cristal refulgente. Vinculada a la confesión protestante del reverendo Schuller, e imbuida del «si lo puedes soñar, lo puedes hacer» del célebre telepredicador, la Crystal Cathedral (1975/80) de Philip Johnson despertaba la mística de las arquitecturas alpinas de Bruno Taut bajo el sol perfecto del condado de Disney. Concebido como una estrella alongada, el edificio escondía tras su piel espejada un paisaje rebosante de luz mediterránea, un auténtico Traum aus Glas aeroespacial donde el Angst expresionista dejaba paso al fun californiano. Como supremos sacerdotes mediáticos, cliente y arquitecto trasmutaron la casa de Dios en un gigantesco plató televisivo que sedujo el alma postmoderna de Norteamérica. Recientemente adquirido por la Diócesis de Orange, este insólito espacio será pronto transformado de escenario televangelista a templo católico, de Catedral de Cristal a Catedral de Cristo.
En las últimas décadas se han comenzado a hacer intensos esfuerzos para conocer la arquitectura religiosa de la Europa central y oriental, y más en concreto, húngara. En un período históricamente depresivo como 1920/1945/1989, los edificios eclesiales fueron hitos importantes para la creación de una identidad en la vida de las comunidades protestantes, renacidas tras el reordenamiento de las fronteras del país. Los principios arquitectónicos modernos y las cuestiones estructurales y litúrgicas posibilitaron continuas experimentaciones en el período examinado, que generaron una tendencia centralizadora entre las dos guerras mundiales.
Analizando la organización del espacio protestante, se puede comprobar cómo estas tendencias centralizadoras con carácter identitario se mantuvieron en la arquitectura eclesial a pesar de los acontecimientos histórico-políticos de la Segunda Guerra Mundial. La importancia primordial del estudio es el examen holístico de la arquitectura eclesial protestante del siglo XX. El estudio muestra la actividad de las Iglesias protestantes del período a través de las dos denominaciones más significativas —la calvinista y la luterana—, proporcionando así un enfoque tipológico.
En 1964 se organizó un concurso nacional de proyectos para la Iglesia Nacional Presbiteriana en la recién inaugurada capital de Brasil, Brasilia. El proyecto ganador, realizado por los arquitectos Ubirajara Motta Lima Ribeiro y Sergio A.B. Machado, presenta excelentes cualidades arquitectónicas, inventiva composición y una inteligente racionalización de la solución constructiva. Si se hubiera construido sería, sin duda, una obra maestra. La simplicidad de resultados se apoya en una gama limitada de elementos constructivos, que sin embargo llegarían a aportar una relevante complejidad a los espacios arquitectónicos, cuyo diseño atiende adecuadamente a la carga simbólica de un espacio congregacional y sagrado. Este articulo se propone estudiar un poco más ese proyecto moderno, recuperando digitalmente su diseño y sugiriendo posibles interpretaciones arquitectónicas y teóricas considerando las diversas escalas, desde la condición urbana a los detalles y aspectos tectónicos.
En esta comunicación nos proponemos a explorar el pensamiento del teólogo Paul Tillich (1886-1965), que entiende que las artes en general y la arquitectura en particular pueden estimular el espíritu humano para ver nuevos ángulos de la realidad y la existencia. La arquitectura moderna, en su opinión, podría representar el carácter religioso protestante y constituirse en una verdadera posibilidad de la creación arquitectónica protestante, caracterizada por la comunidad que se reúne para oír, logrando, así, una expresión honesta de su fe.
En diálogo con el pensamiento de Paul Tillich, nuestra propuesta pretende analizar cómo algunos de estos puntos se reflejan en el proyecto para la Iglesia Nacional Presbiteriana, Brasilia, en 1965, desarrollado por el arquitecto Fabio Penteado. Esta se caracteriza por el predominio de una gran cubierta en hormigón visto y una organización espacial que proporciona la experiencia del encuentro humano y con lo transcendente.
El objetivo de esta comunicación es evaluar de modo crítico la influencia del pensamiento unitario en la concepción de la Primera Iglesia Unitaria de Rochester de Louis Kahn. Partiendo de la visita al templo y de la interacción con los feligreses, se recoge información de Louis Kahn y la Primera Iglesia Unitaria de Rochester.
Las conexiones se establecen planteando las premisas de la Iglesia Unitaria sobre la revisión de los datos recogidos del arquitecto respecto a la concepción de la idea. Se estudia el proyecto final en relación a estas premisas, lo que aporta una triple lectura que conjuga las intenciones del arquitecto con las necesidades de la Iglesia y la evolución del proyecto.
Croquis, dibujos y fotografías representan las distintas fases de la formalización del concepto. El arquitecto aporta una solución que, aunando traslaciones culturales y tecnológicas, el cliente identifica como propia.
Uno de los derroteros de la expresión neogótica en América fue el género religioso, desde finales del siglo XIX hasta bien entrado el siglo XX, con excelentes iglesias católicas apostólicas. Este vínculo religioso entre el estilo neogótico y las iglesias católicas pareciera que les fuese exclusiva, como si esta morfología fuera la natural expresión del catolicismo, por sus remembranzas simbólicas con aquella etapa de religiosidad gloriosa en aquel remoto periodo medieval. Estas aseveraciones parecerían invalidarse al identificar muchos templos para el protestantismo histórico —luteranos, bautistas, presbiterianos, metodistas, principalmente— tanto en México, como en las principales ciudades centroamericanas y suramericanas, muchos de ellos, por cierto, realizados por ingenieros civiles, más que por arquitectos.
El bautismo constituye el sacramento más compartido entre las diversas confesiones cristianas, pero al mismo tiempo, presenta histórica y geográficamente una diversificación casi ilimitada de formalizaciones litúrgicas y soluciones espaciales. Estas diferencias no se corresponden, sin embargo, de modo unívoco con las diferencias entre las diversas confesiones, pero atraviesan la arquitectura litúrgica en un modo transconfesional, según declinaciones culturales y sociales, no solo rituales.
Esta comunicación propone una lectura del debate sobre el lugar del bautismo en los decenios centrales del siglo XX, comparando las prácticas bautismales más difundidas entre las denominaciones protestantes con los experimentos católicos realizados en el periodo del Concilio Vaticano II. Se discutirá la hipótesis de si las prácticas bautismales católicas de los años sesenta y setenta son deudoras de la tradición protestante. En síntesis, el lugar del bautismo puede ser considerado —con la aparición de las diversas reformas, tanto en el siglo XVI como en el XX— un extraordinario catalizador de experiencias, sensibles a la dimensión popular del cristianismo en todas sus confesiones.
En el acierto con que los miembros del Movimiento de Renovación del Arte Religiosa (MRAR, 1952/67), de forma comprometida, procuraron en comunidad construir una alternativa a la arquitectura vigente, sostenida en la búsqueda del principio también cristiano de la honestidad artística, intentamos en esta comunicación encontrar afinidades electivas con el pensamiento de los teólogos Paul Tillich (1886-1965) y Louis Bouyer (1913-2004). Asociamos estas afinidades a un entendimiento común del sentido del oficio de la arquitectura, de la defensa de una religión adulta fundada en la reactualización permanente de las fuentes cristianas, que nunca dejaron de brotar, y en la búsqueda de un sentido de la vida, arraigado en el sentido comunitario de la vocación cristiana.
El paso del espacio sagrado al espacio secular confiere al espacio religioso una funcionalidad más amplia que permitirá incorporar un simbolismo espacial abstracto y abierto a diferentes percepciones de lo divino para ver, sentir o invocar a Dios. Según Rudolf Otto, en las iglesias protestantes la expresión arquitectónica de lo numinoso está constituida por tres elementos fundamentales de la representación: la oscuridad, el silencio y el vacío. Como elementos que se oponen conceptualmente al símbolo concreto o definitivo, adquieren un significado universal que la propia arquitectura moderna incorporará como un proceso de emancipación artística.
Para un arquitecto contemporáneo, diseñar un espacio religioso impone así una inevitable incursión en esta matriz protestante que apela a la simplicidad de las formas, a la fidelidad de la construcción y a la experiencia estética como acceso a lo trascendente. Las capillas mortuorias que estoy presentando toman este contacto con el conocimiento constructivo moderno y con el retorno al lugar sagrado esencial del espacio, la luz y la materia.
El templo El Divino Salvador de la Iglesia Metodista de México (1901), fue el centro regional de esa asociación religiosa de donde salieron los misioneros y los nuevos ciudadanos requeridos por la república liberal. Sui generis desde su origen, esta Iglesia compuesta por descendientes de ingleses y por mexicanos, construyó un singular templo de dos niveles: dos santuarios semejantes y de uso simultaneo para sus congregantes.
Pachuca fue un bastión del movimiento liberal mexicano en el finisecular decimonónico, apoyada por la congregación metodista de El Divino Salvador y sus escuelas, cuyo emplazamiento es significativo, al compartir el espacio público más notable de la ciudad con el principal templo católico romano. De esta congregación y de sus escuelas han surgido nuevos templos e incontables personajes, destacados constructores de la nueva sociedad de los siglos XX y XXI.
La fuertemente simbólica planta central se ha utilizado en la historia de la arquitectura cristiana para determinados tipos de espacios, especialmente aquellos con sentido bautismal o funerario. En la primera mitad del siglo XX, la creciente valoración de la asamblea de los fieles orientó hacia propuestas centralizadas tanto en el mundo protestante (Taut, Hablik, Bartning) como en el ámbito católico (Böhm, Schwarz).
En el presente texto se analizarán las propuestas teóricas de Otto Bartning (Vom Neuen Kirchbau, 1919) y Rudolf Schwarz (Von Bau der Kirche, 1937) y su influencia en las construcciones coetáneas, así como el planteamiento de la planta central (Saarinen, Niemeyer, Candela, Chávez de la Mora, Botta, Gibberd) y la disposición central de la asamblea (estética neocatecumenal, Communio-Räume) como propuesta de renovación para la arquitectura religiosa del siglo XX.
Arte masivo por excelencia, esencialmente reproductivo y temporal, el cine estuvo presente en todos los rincones de la ciudad moderna. Si alguna arquitectura pudiera identificarse plenamente con el espíritu de la modernidad sería la de sus salas de proyección, desplazadas a mediados del siglo XX por la televisión y otros fenómenos que, especialmente en los barrios, provocaron su demolición o transformación en garajes, depósitos, comercios y templos evangélicos. En esa última y singular forma de ocupación se detiene este trabajo para establecer dos dimensiones de los cultos populares que se extienden en las ciudades latinoamericanas (Caracas, Buenos Aires y Santiago de Chile serán aquí los casos de estudio), conservando atributos de las que quizá hayan sido de las pocas arquitecturas cultas instaladas en sus barrios y arrabales. La contribución hecha por el cristianismo actual permite hoy señalar su importancia, aunque estén —en cuanto hechos de la modernidad— condenados a disolverse.
Cuando se estudia la Reforma Protestante, se nota el surgimiento de cuatro tradiciones que aún se manifiestan en el mundo occidental: luterana, calvinista, anglicana y anabaptista. La comunicación que planteamos toma en cuenta un importante elemento de la tradición calvinista (también identificada como reformada o presbiteriana): la predicación. Este ejercicio se llevará a cabo examinando el presbiterio o mobiliario en los templos de las más antiguas iglesias presbiterianas en la ciudad de Santiago, enfocándose especialmente en el de la calle Santo Domingo, que alberga la congregación de la Primera Iglesia Presbiteriana de Santiago de Chile. Era un templo anglicano que fue comprado por los reformados de la capital. Los demás templos siempre pertenecieron a las iglesias presbiterianas. Por medio de estos locales de culto, se pretende señalar tanto matices de la teología practicada por los presbiterianos chilenos como posibles influencias de otras tradiciones en lo que corresponde a su liturgia.
A lo largo de este artículo, vamos a dar una mirada a la historia de la Reforma, a la historia de los primeros inmigrantes evangélicos en Brasil desde 1824, y la formación histórica de la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en Brasil (IECLB), para contribuir a la comprensión del lugar de culto de las comunidades evangélicas luteranas. Así, se pretende investigar algunas de las razones que llevaron a la conformación arquitectónica actual de las iglesias presentes en las diversas comunidades de la IECLB. Esto será analizado a través de tres ejemplos diferentes. Finalmente, se desea evidenciar la relación entre arquitectura y teología, cuestionándose la relación entre en el lugar de culto y la teología de la iglesia.
El artículo comienza planteando la pregunta por la influencia protestante en la arquitectura religiosa católica contemporánea, abordada en algunos ámbitos territoriales, como el español, incluso de forma académica, y en publicaciones que han resultado referentes para la propia proyectación de iglesias en aquella época, y a la postre para el estudio y la investigación sobre este tema. A partir de este punto de partida, se analizan las influencias recibidas por la arquitectura religiosa contemporánea desde el ámbito protestante, tanto desde el punto de vista teológico como desde el meramente arquitectónico y constructivo, así como el papel llevado a cabo por otras influencias centroeuropeas relevantes. Finalmente el artículo desarrolla el acento aportado por la confesión católica a la arquitectura religiosa contemporánea a partir de las aportaciones tanto del Movimiento Litúrgico como más tarde del Concilio Vaticano II, poniendo de relieve el diálogo de éstas con las propuestas compartidas también por la Reforma.
Para diseñar cualquier edificio sagrado, no basta con revisar la literatura: se requiere observar el rito de la vida, aun cuando no se comparta su fe. Por ello, el Taller Templos Comunitarios consideró diseñar templos y espacios de sociabilización para las comunidades luterana, musulmana y masónica, en el contexto de una carrera de arquitectura, en una universidad laica creada a partir de una disposición testamentaria que aleja la religión de sus aulas.
Una experiencia en donde las comunidades hicieron las veces de mandante, pudiendo explorar sus posibilidades reales de edificar, mientras los estudiantes accedieron a observar y diseñar espacios para un rito que no practican. Todo en un ambiente alejado de proselitismos, diverso culturalmente, con diferencias de fe, asumiendo que el desafío común a todos los credos es diseñar un espacio que se ausenta del mundo para acoger los rituales más sagrados de la vida en comunidad.
La diversidad formal y espacial, la ausencia de tipologías claramente establecidas y el fuerte carácter contextual en relación a lugares y culturas, entre otros aspectos, dificultan la identificación de una arquitectura protestante, en singular. Es más correcto hablar de arquitecturas protestantes en plural, debido a su progresiva reconfiguración histórica y a sus distintas expresiones contemporáneas. Y para comprender la arquitectura de los edificios de culto protestante contemporáneos, como también su probable devenir, examinaremos ocho etapas singulares de su configuración, extrayendo de cada una los elementos claves de su reconfiguración.
¿Cómo definimos qué es arquitectura sagrada? Las personas de todas las edades se están alejando de la religión organizada, buscando una experiencia más genuina y personal de lo espiritual. Al hablar de arquitectura sagrada, podríamos discutir si la arquitectura es sagrada en sí misma o si la arquitectura es un instrumento para evocar lo sagrado. Se deben establecer distinciones entre el espacio sagrado situacional y el sustantivo. Se cree que una presencia divina reside en el espacio sagrado sustantivo. En el caso situacional, cualquier lugar puede ser sagrado dependiendo de la presencia, ubicación y acciones de los seres humanos, a menudo actuando en comunidad. Edward Anders Sövik fue uno de los arquitectos más influyentes en el diseño de iglesias modernas en los Estados Unidos. Activo desde mediados del siglo XX hasta la década de 1970, Sövik diseñó principalmente iglesias protestantes y escribió mucho sobre el diseño eclesial y sus bases litúrgicas. Sövik creía que los primeros cristianos se percibían a sí mismos como una comunidad de fe independiente de cualquier lugar. Su escepticismo acerca de la sacralidad de los edificios y objetos se encuentra claramente dentro de la teología protestante. Su arquitectura religiosa ofrece un buen modelo para hoy, ya que la definición de arquitectura sagrada está cambiando.