AARC - Nuevo número publicado
Vol. 11 (2024): El comitente. Oportunidades
Leer más acerca de AARC - Nuevo número publicadoVol. 11 (2024): El comitente. Oportunidades
Leer más Leer más acerca de AARC - Nuevo número publicadoEl historiador del arte y editor de Múnich Hugo Schnell (1904-81) fue nombrado en 1961 consultor externo de la Comisión Litúrgica Preparatoria del Concilio Vaticano II (1960-62). Se le pidió su colaboración en la redacción del capítulo sobre el arte sagrado de la futura constitución Sacrosanctum Concilium. Con esta finalidad, Schnell redactó un extenso votum (parecer o dictamen). En él, entre otros temas, insta a los clientes eclesiásticos a respetar la cultura y los estilos contemporáneos, subraya la importancia de la prudencia en este ámbito y la necesidad de cultivar una mentalidad cristiana objetiva entre artistas y arquitectos. Sin embargo, parece que las recomendaciones de Schnell tuvieron una repercusión bastante limitada en el texto final de Sacrosanctum Concilium.
El objetivo de este artículo es investigar las características peculiares e innovadoras de la actividad de diseño del arquitecto Franco Antonelli en el territorio de Umbría durante el período 1955-75. Como arquitecto, Antonelli poseía una personalidad sofisticada, innovadora y experimental, influenciada positivamente por su duradera colaboración con el obispo Siro Silvestri. Varios factores contribuyeron a crear entre ellos una asociación productiva e innovadora que duró casi quince años. Silvestri era un padre conciliar que creía en la renovación radical que la Constitución Litúrgica podría traer. Antonelli, en cambio, era un intelectual católico que apoyaba la nueva relación entre liturgia y espacio sagrado. El caso de la diócesis de Foligno, tema central de este artículo, aparece como una tierra iluminadora de experimentación. Al examinar los centros parroquiales realizados, este artículo revela un nuevo contexto italiano en el que el proceso de toma de decisiones se configuraba por el cuidado pastoral litúrgico y los procedimientos urbanos, combinados con prácticas arquitectónicas innovadoras.
Este artículo explora el potencial de la relación cliente-arquitecto para formar parte de una metodología de diseño conducente a concebir el espacio sagrado como una práctica colaborativa y dialógica. El caso de estudio de esta investigación es el proyecto multiconfesional ‘House of One’ de Kuehn Malvezzi, actualmente en obras en Berlín (Alemania). El cliente de este proyecto no es un clérigo o una comunidad religiosa, sino una fundación iniciada por una congregación local protestante, judía y musulmana. El hecho de que el cliente no sea una entidad homogénea ha determinado la concepción del proyecto y, por consiguiente, el aspecto final del edificio: todas las decisiones de diseño han sido tomadas conjuntamente por los tres clérigos. En este proyecto, la correlación entre las consideraciones teológicas y la realización material se ha reconocido como un proceso bidireccional recíproco: las doctrinas teológicas se materializan a través del espacio construido; del mismo modo, las cuestiones arquitectónicas pueden actuar como catalizador del debate teológico entre los tres clérigos y sus respectivas comunidades.
La iglesia de Santa María de Sales, en Viladecans (Barcelona, 1962-67), es un edificio atípico en muchos sentidos. Popularmente conocida como ‘la iglesia del tobogán’, se trata de uno de los primeros templos concebidos de una manera abiertamente brutalista en España, así como uno de las escasas realizaciones religiosas de un arquitecto de ámbito germánico en nuestro país. Pero a pesar de su singularidad, es prácticamente desconocida. El austríaco Robert Kramreiter era, por entonces, un especialista en arquitectura religiosa. Inicialmente había proyectado esta iglesia para una urbanización de veraneo cercana al mar, pero la cancelación del encargo motivó que el párroco decidiera aprovechar el proyecto en una nueva localización tierra adentro. A partir de entonces el sacerdote se convirtió en el principal impulsor de su construcción, luchando contra todo tipo de obstáculos económicos, técnicos o administrativos que se le fueron cruzando en el camino. Tomando como punto de partida una pequeña publicación realizada por un periodista local con motivo de su medio siglo de historia, este artículo pone de manifiesto el papel heroico que en ocasiones tiene que desempeñar el cliente para lograr alcanzar un resultado excelente.
El proyecto de templo y centro parroquial Santa Genoveva dio comienzo en un concurso de ideas en el que se facilitaron unas bases que enfatizaban el carácter tradicional del nuevo templo. Se inició un camino de encuentro centrando la reflexión no tanto en el lenguaje o el estilo arquitectónico como en la recuperación del simbolismo de la arquitectura sacra, tantas veces presente a lo largo de la historia, y de la belleza intrínseca de la liturgia. Una unión entre tradición y modernidad, forjada en la unidad de propósito entre el párroco y la junta parroquial, los arquitectos y la participación de toda la comunidad, construyendo un templo centrado en la expresión del misterio cristiano y con vocación misionera y catequética, que ha cristalizado en una construcción contemporánea con la incorporación de significados tradicionales.
Ordinariamente, relacionamos los mejores ejemplares de arquitectura religiosa del siglo XX con las más potentes instituciones eclesiales o bien civiles que actuaron de forma subsidiaria, o asimismo las asociadas con grandes creadores, ciudades o instituciones. Sin embargo, ciertas instancias de un orden más modesto lograron promover también templos verdaderamente extraordinarios. En buena medida éstos se debieron a la iniciativa de comitentes de menor cuantía, que pasaron desapercibidos en el panorama general o no alcanzaron altas cotas de repercusión. Su diversidad y la discreción de las circunstancias que los rodearon explica en parte una riqueza que aún permanece parcialmente desconocida. Este artículo busca reflexionar sobre los comitentes de menor cuantía —incluso sobre tal valoración— a partir del caso de Zamora, una diócesis y provincia española periférica, modesta y humilde, proponiéndonos abordar de modo paradigmático y exportable a otras realidades eclesiales su diversidad conforme a sus órdenes de pertenencia, así como sus repercusiones y logros.
En este artículo se analiza el papel de la mujer en la arquitectura a través del estudio de las monjas católicas romanas como mecenas, diseñadoras y, en algunos casos, constructoras de arquitectura religiosa. El artículo ofrece dos casos de estudio para explorar el papel que asumieron las mujeres en las comunidades religiosas: el primero, una capilla encargada y construida por una comunidad de monjas carmelitas en Gales durante la década de 1950; y el segundo, una abadía recientemente terminada en el norte de Inglaterra. Los ejemplos ponen de relieve la evolución de la intervención femenina en el entorno construido y cómo ésta se ha visto afectada por la profesionalización de la arquitectura.
Este texto es, ante todo, un homenaje a un cliente que me ayudó a reflexionar sobre el significado del patrimonio construido de la Iglesia en Portugal. Un cliente informado, claro en el encargo de proyectos y exigente en sus resultados, pero siempre disponible para reflexionar sobre el propósito y el significado del espacio religioso, así como sobre la responsabilidad de la Iglesia católica en el apoyo a la producción artística y cultural contemporánea, en línea con lo que ha practicado a lo largo de su historia.
Este texto es también una despedida para un amigo.
La práctica contemporánea de la construcción de iglesias en la Iglesia Ortodoxa Serbia (SOC) y la relación comitente-arquitecto están condicionadas por la tradición y las regulaciones de la Iglesia. La cuestión principal es qué constituye la esencia de la tradición y cuáles son los mecanismos de su transmisión y cambio, así como quiénes son los intérpretes: el comitente y/o el arquitecto. Este artículo se centra en un par de ejemplos raros de templos cristianos ortodoxos construidos en Serbia basándose en los diseños premiados en concurso. Analiza las transformaciones de estos diseños hasta su realización. En los casos analizados, la voz del comitente —que suele estar personificado por el obispo diocesano, de acuerdo con la estructura interna y la constitución del SOC— se articula de forma específica y menos directa, a través del programa de concurso y de las votaciones de los miembros del jurado.