La diferencia entre ventilación e infiltraciones parece clara: la primera hace referencia a una entrada controlada de aire a través de las aberturas, y la segunda a una entrada caótica a través de los intersticios de la envolvente arquitectónica, y que depende de las condiciones exteriores de viento y temperatura. Pero la normativa española no hace mención de esta realidad, excepto en las carpinterías, de manera que el caudal de ventilación necesario se hace sobre modelos de cerramientos estancos, con la consecuencia que las infiltraciones provoquen problemas de sobreventilación, corrientes de aire y descontrol de la calidad del aire interior.